viernes, 3 de junio de 2016

19. El cazador cazado.

Nota: Décimo noveno capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Todos me miraron al unísono con un atisbo de incredulidad en la cara, al haber expuesto tales palabras. Sabía que desde fuera podría parecer una locura, pero cuando Cameron me expresó en su lecho de muerte, que su único deseo era el de hablar con su padre, decidí que haría todo lo posible para lograr hacerlo realidad, así que me quedé firme en mi sitio mientras los proyectiles verbales cambiaban de dirección hacia mi persona en esta ocasión.

- “Tomek, ¿es que te has vuelto loco? ¿No te das cuenta del riesgo que implica el entrar voluntariamente a hablar con Matthew Larson? Ese tío es el jefazo de la organización. Hasta Hyter se ve cohibido ante su mandato. ¡No podréis acercaros a él ni a un kilómetro de distancia antes de que alguno de sus secuaces os maten!”-. Jason había sido el primero en intentar hacerme entrar en razón de una manera un tanto brusca. Sabía a ciencia cierta que lo que decía era del todo cierto. Jamás había conocido en persona a ese hombre, pero había vivido lo suficiente en el pueblo como para saber que controlaba todo el lugar desde su posición de alcalde, y cabecilla de los testaferros. Nuestro plan era en definitiva, de lo más arriesgado, pero no por ello iba a dejar de lado la oportunidad de ayudar a Cameron a cumplir su deseo. Además, puede que lograse conseguir algo de información a través de la charla. Aun había muchos inconvenientes que debía tratar para poder llegar al meollo de la problemática de este pueblo, y necesitaba toda la indagación correspondiente para poder ordenarlo todo de la manera que tuviese sentido. Por ello me decidí a contestar a mi amigo de una manera franca, y racional, pero una voz más suspicaz de la que iba a emplear yo en ese momento, frenó la advertencia de Jason de una manera que sorprendió a todos los presentes.

- “Déjalo, Jason. No va a entrar en razón por más que lo intentes. Ya sabes cómo es Tomek. En el momento que se le mete algo en la cabeza es imposible sacarle de su determinación. Y quien sabe, a lo mejor nuestro nuevo amigo tiene más de una razón para querer reunirse tan alegremente con nuestros enemigos.”-. Peep había lanzado una clara ofensiva hacia mi persona con tales palabras, las cuales ninguno de nosotros supo descifrar. Todos se quedaron mirando a ambos lados de la mesa donde estábamos situados, para comprender a que venía dicha acusación. Cameron incluso se inclinó hacia mi posición para susurrarme sin perder de vista a Peep. - “¿Por qué ha dicho eso, Tomek? ¿Me he perdido algo?”-. Ante su preocupación, negué con la cabeza para calmar sus temores, y me enfrenté directamente a Peep, el cuál no me había quitado ojo desde que me lanzó tal recriminación. - “¿A qué te estas refiriendo, Peep? Si tienes algo que exponer estoy totalmente abierto a discutir el tema sin problema alguno. Pero te pido por favor que seas consecuente con tus palabras, porque el dar a suponer que yo tengo ganas de ver a esos malnacidos no hace ningún favor ni a nosotros mismos, ni a la causa que defendemos”-.

Todos se quedaron en silencio en sus asientos esperando la contestación de Peep que se estaba tomando su tiempo en contestar a mis palabras. Por todos era sabido que nuestro miembro más curioso, había actuado de forma extraña en estos días, pero pensar que era por mi causa, era algo que me irritaba especialmente. Sobre todo, cuando me había partido el espinazo por todos y cada uno de ellos. Comprendía que era el más nuevo de la organización y eso podría conllevar el recibir menos confianza que el resto de mis compañeros, pero no iba a consentir que se me acusase de algo que jamás se me había pasado por la cabeza. Así que esperé pacientemente a que el señor que tenía en frente, y al que consideraba mi amigo, expusiese su punto de vista en esa velada taciturna de la que estábamos disfrutando. - “¿Deseas que sea consecuente con mis palabras? Muy bien. Así lo haré”-. Peep, que había estado postrado en su asiento todo el rato se revolvió en él para sacarse del bolsillo un papel que reconocí al instante nada más visualizar la forma y color que asomaba del interior de su chaqueta. - “¿Puedes decirme que después de leer esto no soy consecuente con mis palabras?”- Peep dejó caer el sobre que Jack me había mandado a la vista de todos, haciendo que se convirtiera en el objeto principal de la mesa. - “Adelante, Jason. Léelo. Seguro que te parece interesante.”-. Jason recogió el papel sin apartar la vista de Peep, y una vez tenido el documento en las manos, comenzó a leer con Magda pegada a su cuello para poder visualizar juntos, la carta que tan íntimamente Jack, me había mandado en señal de agradecimiento.




- “¿De dónde la has sacado?”- Mis palabras estaban cargadas de amargor y resentimiento. No solo por el hecho de utilizar algo tan privado en mi contra públicamente, sin haberme preguntado antes por ella. Sino también por el hecho de que sabía que si Peep tenía dicho objeto en su poder, era porque había registrado mis pertenencias concienzudamente. Recuerdo claramente, como metí la carta y el frasco dentro del bolsillo interior de mi chaqueta, por lo que Peep tuvo que husmear a fondo en mis aposentos, a mis espaldas, para haberla encontrado. No podía creer que ese gesto tan rastrero llegase a producirse en esa casa, y mucho menos hacia mi persona, habiendo arriesgado todo por ellos, y su causa. Por lo que mi furia iba en aumento mientras Cameron intentaba por todos los medios avanzar su cuerpo hacia delante para poder leer la misiva fatídica, pero como la lejanía hacia sus respectivos le impedía leer ni una sola palabra, preguntó directamente a Peep acerca de su contenido. - “Parece una especie de nota, pero estando al revés no veo nada ¿Qué es Peep?-”. Le dijo con bastante curiosidad, ante la expectativa de saber lo que los demás estaban leyendo en silencio. - “Pregúntale a tu querido amigo Tomek. Al fin y al cabo, esa carta que solo iba dirigida a él te compete”-. Cameron ladeó la cabeza en mi dirección pero yo apenas me inmuté de su movimiento. Estaba tan concentrado en el embuste de Peep, que en vez de contestar al muchacho me dispuse a acusar directamente al amigo que me había traicionado con su investigación clandestina. - “Te he hecho una pregunta, y todavía no has tenido la decencia de contestarla, Peep. Di ahora mismo por qué estabas registrando mis pertenencias, y como tuviste la sangre fría de tomarte la libertad de leer algo que no era tuyo”-. Peep siguió mirándome con sus inquisitivos ojos mientras una sonrisa de victoria aparecía por su rostro al escuchar a Jason exponer un - “No puede ser”- para sí mientras giraba la cabeza en mi dirección para mirarme con la más absoluta estupefacción posible, junto con Magda que le agarraba del brazo para infundirle valor ante lo que había parecido la más ardua de las traiciones.

- “Sabes muy bien donde la he encontrado Tomek. No te hagas el indignado ahora que quien ha confraternizado con el enemigo has sido tú. Aunque he de decir que no me sorprende. Desde que llegaste he estado investigando acerca de tu vuelta a nuestras tierras. Al principio no entendía el porqué de tu regreso, pero una vez hablado con varias personas, y con tus actos sospechosos en nuestra organización, comencé a vislumbrar porque rumbo iba tu fin. Ahora que al fin lo sabemos todos podremos tomar cartas en el asunto, y enviarte al lugar que te corresponde. Lejos de nosotros.”- Peep hablaba con una calma mortecina a la que no me tenía acostumbrado. Lejos quedaba ya ese hombre campechano y maniático que colocaba conmigo los estantes del hogar. Estaba conociendo al Peep guardián y mortecino que se hacía cargo de sus víctimas, y ni si quiera sabía el porqué de todo esto, por lo que no tardé en preguntarle. - “Peep te juro que no entiendo nada de lo que dices, ¿a qué te estás refiriendo exactamente?”-. Mi pregunta saltó al aire ante el silencio de los presentes. Me dolía que esta situación estuviese afectándoles también a ellos, pero si quería aclarar las cosas necesitaba primero saber a qué se estaba refiriendo con sus alegatos. Así que cuando comenzó a hablar, le escuché atentamente sin perder detalle de las palabras de un hombre que me había dado la espalda en esa mañana de felicidad.



- “¿Quieres saber a qué me refiero exactamente? Es muy sencillo. Verás, desde que llegaste con el nombre modificado, un apellido diferente, y asegurando que no te acordabas de nada empezó a picarme la curiosidad acerca de tus intenciones. Asegurabas que estabas aquí para examinar los sucesos ocurridos en el pueblo, pero que yo sepa casi nadie logró salir de aquí con vida para relatarlos en el exterior”- Sus palabras empezaban a tomar un cáliz oscuro que jamás creí posible en mi amigo. Su énfasis en la palabra “casi” dejaba entre ver con una cierta ironía que había sospechado de mis intenciones desde que regresé a este lugar lleno de esperanza e inocencia. El Peep que conocía solo era una fachada durante estos meses en mi presencia. El verdadero era el que estaba poniendo tales acusaciones en torno a esta mañana, en la que nos encontrábamos todos presentes. - “Era una situación de lo más curiosa, y así se lo hice saber a Henry, el cual estaba deseoso de poder verte de nuevo. Este rechazó mis ideas tajantemente, y te ayudó en todo lo posible, así que lo ignoré pensando que sería una paranoia mía causada por todos los extraños sucesos que nos rodean en este lugar. Pero entonces sucedió de nuevo otro incidente que me hizo reflexionar sobre tus actos, Henry murió, justo a manos de este hombre, que milagrosamente, no decidió matarte a ti también.”- Junto con sus palabras, Peep toqueteaba la carta que reposaba ya en la mesa con el dedo a modo de acusación, hasta que Cameron muerto de curiosidad, se estiró todo lo posible para poder alcanzarla, y así comenzar a leerla mientras Peep continuaba exponiendo sus indagaciones.

- “Ese momento fue clave para empezar a sospechar que algo estabas escondiendo, sobre todo cuando Cameron me comentó que Hyter en persona había dado la orden de mantenerte con vida. Por lo que intenté contactar con este y con Jack, para que me dijesen algo acerca de ti, pero por más que intenté sobornarles con otra clase de información, no soltaron prenda al respecto, al menos nada importante. Fue ahí cuando me di cuenta de que estabas de su lado. De tres veces que te habías encontrado con ellos, tres veces que habías salido de sus garras, y curiosamente ellos no tenían nada que comentar al respecto. Tu simplemente llegabas triunfante a la casa que compartíamos diciendo que todo había ido de maravilla, aunque eso conllevara apuñalar a tu supuesto amigo en el proceso.”- Peep hizo un inciso para señalar a Cameron con el dedo pulgar, mientras este aún estaba enfrascado en la lectura. Por lo que prosiguió hablando para todos nosotros. - “Esa ya fue la gota que colmaba el vaso. Sabía que algo debías esconder para que el peligro te revotase de esa manera. Por lo que propuse ir al sanatorio en pos de recoger los documentos, para ver de primera mano cómo te desenvolvías en el ambiente de los testaferros. Oh, no. No les mires a ellos. No tenían ni idea de mi plan. Sabía que tanto Magda como Jason, no me harían el menor caso si les exponía sin prueba alguna tu extraño comportamiento. Así que me propuse que fueran ellos los que se pusieran a sospechar al verte tan tranquilo por sus lindes. Así que solo tuve que dejarte creer que estaba de tu parte en ese descabellado plan, y allí nos fuimos los tres, a descubrir cómo una vez más, salías impune de las garras de Hyter, y sus secuaces. He de decir que me sorprendiste gratamente. Parecías que te desenvolvías mejor de lo que me esperaba, por lo que no me sería muy difícil convencer a Jason de tus sospechosos movimientos. Pero dicha acción no pasó, ya que aunque estuvieses en tu entorno felizmente otra vez, hubo algo en tu plan que no estaba previsto. El chico al que debías rescatar, calló semi muerto delante de todos nosotros. Fue algo que hasta yo mismo pude comprobar cómo te dolía en el corazón. No sabía si era por el cariño que le habías cogido en tu estancia en los testaferros, o porque creías que con él muerto comenzaríamos a sospechar de tus actos. Fuera como fuese, sabía que no te quedarías indiferente hacia su estado de salud. Así que esperé paciente a ver como actuabas ante tal calamidad. Aunque a decir verdad, no tuve que aguardar demasiado para ver lo que ocurría. Ya que en la misma noche que nos posicionamos, Jason me despertó para decirme que Jack se había escapado y que tú, precisamente, estabas inconsciente en el suelo. Era claramente, el momento que estaba esperando. Salté de la cama y corrí a auxiliarte, para de paso ponerme a investigar por tus bolsillos en busca de algo que pudiera darme una pista de lo que estaba sucediendo en realidad. Pero esa pista no existía. O al menos de momento. Comencé a frustrarme al ver que Jack te había tratado igual que a mí. Con ilusiones falsas para que lo desatases, y creí que a lo mejor todo acabaría cuando te abordara después de la muerte de Cameron. Pero ese día no llegaría, ya que esta noche al ver que bajabas a hurtadillas al piso inferior, vi la oportunidad de adentrarme en tu habitación para investigar por primera vez esa chaqueta que nunca te quitas, y me encontré cara a cara, con los objetos que representaban la pura verdad. Una carta, y dos frascos parecidos en tamaño. Uno vacío, el cual me imagino que sería la medicina que Jack te había proporcionado, y el que Magda te había confiado, lleno. Así que visto esto, todo este asunto de la lealtad me ha quedado de lo más claro. Solamente hay una duda que me corroe por dentro. A parte de liberarlo ¿Qué clase de negociación hiciste con Jack para que te diera un poco de este fármaco? Porque, bajo mi juicio, no es un hombre del que se pueda esperar nada una vez tiene lo que quiere. Has tenido que concederle algo de vital importancia para que te diese a cambio tal resolución, o de lo contrario estás más implicado con ellos de lo que yo me imaginaba.”-. Peep terminó su exposición, y esperó en silencio una confesión que jamás llegaría. Lo que estaba diciendo era un disparate. Pero reconocía que a ojos ajenos podría resultar factible su terrible acusación. Así que me puse a aclarar los términos prontamente, para eliminar cualquier rastro de duda sobre mi persona. Pero antes si quiera de que pudiese empezar a hablar, otra voz irrumpió en la discusión para alzarse fuertemente contra mi acusador.

- “Me parece increíble que digas eso, Peep. De verdad que no me lo esperaba de ti. Sé que Tomek ha irrumpido en nuestras vidas de una manera algo extraña. Pero nos ha ayudado en todo lo que ha podido. ¡Esta misma carta lo demuestra! Si la lees atentamente ves como Jack le dice que no tiene, ni quiere, ningún vínculo con él. Solo le da la medicina porque ha sido bueno con él, al igual que lo es con todos nosotros, y no quiere deberle nada. Medicina por cierto, ¡que me ha salvado la vida! Debería de darte vergüenza, solo porque Tomek este ayudando a su manera, no deberías echar todo su trabajo por tierra con esas sucias paranoias tuyas. Se de sobra que Henry confiaba en él, y yo por supuesto que también lo hago. Todo lo que ha hecho ha sido por mi bien. Incluso apuñalarme. Pues desde que lo hizo, los ojos de Jack y Hyter, han dejado de posarse en mí en pos de la sospecha, y me han dejado más libre de lo que he estado en años. Así que déjate de tonterías. Seré el más joven y por ello no tendré tanto voto como el resto, pero yo he estado dentro de los testaferros durante toda mi vida, y jamás he oído una palabra de complicidad hacia este hombre. Todos desean matarle, al igual que al resto de nosotros”-.

Cameron se había puesto hecho una furia tras las palabras de Peep así que mientras hablaba intentaba calmar sus nervios. Esa era mi guerra, no la suya. Y no iba a permitir que su confianza hacia sus compañeros quedase mermada por mi culpa. Así que, agarrándole suavemente por el brazo le hice entrar en razón, y comencé a exponer lo que creía que era mi mejor punto de vista al respecto. - “Cameron tranquilo, ya me encargo yo. Mira Peep, si te he decepcionado a ti, o a los demás por mis actos lo siento, pero lo he hecho todo lo mejor que he podido. Si es cierto que Henry murió por mi culpa, al igual que todos habéis sufrido todo tipo de infortunios por protegerme. Eso es lo que más lamento de todo esto. Revivo su sufrimiento cada día, pero créeme que por mucho que hayamos pasado, jamás se me ha pasado por la cabeza si quiera, el hecho de realizar un pacto, o hechos similares, con ninguno de ellos. Para mi sois lo más importante que existe en esta pesadilla viviente, y jamás os haría tal calamidad. Confieso que si es cierto que me fie de las palabras de Jack al pensar que estaba hablándome con sinceridad, desde lo más profundo de su corazón, y por eso le di la medicina a Cameron cuando no vi otra solución posible, acogiéndome al último rayo de esperanza que me quedaba. Y ¿sabes qué? No me arrepiento de haberlo hecho. Sin ella él no estaría aquí entre nosotros. Y eso, aunque me duela, es algo que tengo que agradecerle al hermano de mi amigo por habernos ayudado en tan catastróficos momentos. Él, como ha expuesto Cameron, me ha dado la solución a un problema en pos de saldar una deuda de la que ni si quiera tenía consciencia que estuviese abierta. Pero nada más. Como bien dice Jack al final de la misiva, esto no cambia las cosas. Los dos sabemos cuáles son nuestras posiciones, y las mantendremos así hasta el final de nuestros días.”-.

Dichas estas palabras aproveché para infundir ánimos a Cameron apretándole afectuosamente el hombro agarrado con mi mano, y seguí con mi explicación de los hechos, tan calmadamente como lo había hecho hasta ahora. - “Por otra parte, quiero dejar claro que si no comenté nada de dicha carta, fue porque creí que estábamos viviendo un momento tan dramático, que el exponerlo solo empeoraría las cosas. Por eso me lo callé, y actué por mi cuenta cargando yo solo con el peso de mis actos. Sé que fue un acto arriesgado pero no dudaría en volver a hacerlo por todos vosotros a la hora de protegeros de cualquier infortunio que se presentase. Eso sí, si eso te supone un problema a ti, o al resto, en cuanto vuelva de acompañar a Cameron del rencuentro con su padre, expondré todos los puntos que creo que son vitales para nuestra confianza mutua, sin dejarme una sola señal en el tintero, para que podáis comprobar que soy una persona digna de vuestro respeto como creía que lo había sido hasta ahora. ¿Qué te parece? ¿Crees que con todo esto podrás empezar a confiar en mi a partir de ahora por el bien de todos?”-.

Deseé fervientemente que mis palabras hubieran bastado para imponer un poco de paz en este lúgubre momento vivido en nuestros aposentos. Aun sentía el resquemor en mi corazón por las acusaciones vertidas hacia mi persona, pero sabía que si quería el bien para toda la gente reunida en este lugar, necesitaba hacerlas a un lado, y concentrarme en ganarme una honra aun no adquirida entre todos los presentes. Bastante sufrimiento teníamos ya, como para encima pelearnos entre nosotros.

Magda fue la primera en actuar clavando sus bondadosos ojos en mí, directamente para asentirme con la cabeza, exponiéndome su afirmativo punto de vista, pero Peep parecía no dejarlo correr, pues con una mirada inquisitiva al ver la postura de nuestra compañera, expuso sus palabras de un modo que no dio lugar a la duda. - “Di lo que quieras Tomek, pero de ti no me fio un pelo. Como ya he dicho, no eres el único que puede jugar a este juego, yo también se contactar con los testaferros cuando lo desee, y créeme que si salís por esa puerta, de una forma u otra no volveréis a entrar en ella.”- Era una clara amenaza hacia mi persona, y lo que es peor, ahora que veía claramente su resentimiento, comprendía dolorosamente las palabras de Jack acerca de que alguien estaba interfiriendo entre los dos grupos. Había sido un completo idiota. Sabía lo mucho que le gustaban los chismes a Peep, y el maestro del engaño que podía ser Jack. Seguramente le había sonsacado más de una cuestión con su labia envenenada, haciendo creer a Peep que le correspondería con una información que seguramente, no llegó nunca. Por eso estaba tan enfadado conmigo. Había sido capaz de conseguir inconscientemente, algo por lo que él había luchado tanto. Era inútil intentar salvar esta situación. Su consternación hacia mi persona era tal, que no creí que pudiera hacer nada que le hiciese entrar en razón, así que miré primero hacia Cameron el cual estaba completamente paralizado del miedo que sentía al pensar que iba a sucedernos algo a manos de nuestro amigo, y después volví la cabeza para ver como Magda agarraba todas sus fuerzas a Jason, el cual ya estaba gritándole improperios a Peep por sus palabras. Nuestro mundo estaba claramente roto, por lo que usando la única opción que me quedaba, me levanté, y buscando las palabras adecuadas para no provocar un altercado, dije. - “Peep, siento mucho que pienses así. Espero que algún día seas capaz de entrar en razón sobre mis intenciones, para poder volver a creer en ti como compañero, y entrañable amigo. Hasta entonces te deseo todo lo mejor que pueda ocurrirte, en este lugar bañado por la desesperación.”-. No esperé si quiera a su reacción, tan solo me giré hacia el chico, y con un ademán paternalista, expuse. - “Venga Cameron, nos vamos a ver a tu padre. Si deseas despedirte, hazlo. Pues no regresaremos a este lugar nunca jamás”-.

Eso es todo por hoy. Si alguna vez echáis raíces en algún lugar haced todo lo posible porque sean fuertes y robustas. Sino cualquier tormenta podría echarlas abajo, junto con todo el tronco que habíais construido en torno a ellas.
Con afecto.
Tomek Sikorski

No hay comentarios:

Publicar un comentario