viernes, 16 de septiembre de 2016

26. Sombras del pasado (Primera parte).

Nota: Veintiseisavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Bajamos colina abajo en dirección a la zona de los cazadores en busca de la cabaña de Peep, mientras el pesado cuerpo de la criatura dejaba tras de sí un rastro de sangre oscura tras su paso completamente delatador. Al verlo Jason se dio cuenta de que podría traernos problemas, por lo que con una voz agotada que dejaba entrever el inmenso cansancio que estaba padeciendo por todo lo anteriormente acontecido, me expuso las siguientes palabras como remedio al problema en cuestión. –“Será mejor que rodeemos por el bosque para no ser vistos en las calles con este embrollo. Si vamos dejando este rastro por en medio del pueblo los testaferros estarán dándonos caza a primera hora de la mañana. ¿Cómo lo ves? ¿Crees que podrás guiar a Cameron por los terrenos sin que acabe lanzándose por un despeñadero?”-

En cuanto la pregunta cursó el aire en seguida me dispuse a calmar la incertidumbre de mi compañero con la siguiente sentencia mientras sujetaba al chico con firmeza para guiarle por el camino sinuoso que íbamos atravesando a plena oscuridad. –“Descuida. Tengo el hombro bastante tocado pero por suerte para la situación, Cam parece que tampoco está en plena forma, así que dudo que se suelte en todo el trayecto que nos queda”-. Asintiendo, Jason aceptó mis palabras y comenzó a guiarme por un desvío sinuoso que recorría los rebordes del ese pueblo maldecido en el que seguíamos confinados a merced del destino.

Caminamos bajo la inmensa noche atentos a los tenebrosos ruidos nocturnos que nos rodeaban en nuestro camino y nos amenazaban con su presencia, haciendo que la inseguridad se fuese haciendo dueña de nuestras mentes en la noche lúgubre que nos acompañaba. Hasta el chico parecía bastante incómodo dentro de su condición, haciendo que su respiración se hiciese más pesada de lo que debería, contando en un principio con su paupérrimo estado de salud. –“Ey, Cam, tranquilo. Solo es el ruido natural de los bosques. No hay nada que temer, pronto estaremos a salvo. Fíjate, desde aquí ya empieza a verse la depresión en la que se encuentra la cabaña de…No. Para. Deja de revolverte que nos vas a hacer daño a ambos. Vamos. Tranquilo. ¡Eh!. Mírame. Vamos Cam, mírame. Todo va bien, ¿de acuerdo? Tranquilo. Todo va bien”- Debido a su acusado nerviosismo decidí ponerme en su campo de visión con clara totalidad para que al ver la determinación en mi rostro entrase en razón, mientras que Jason por su parte me ayudaba a intentar tranquilizarlo con palabras de aliento. –“Venga Cam, que estás con nosotros. No tardaremos en llegar. Tranquilízate que no va a pasarte nada.- Pero el chico no nos escuchaba. Miraba hacia mi persona sin estar observándome a mí directamente. Sus ojos parecían fijos más allá de mis hombros por donde habíamos pasado segundos atrás.

Por un instante no le di importancia a este hecho dada la condición mental en la que se encontraba mi amigo, por lo que continué con la acción de hacerle colaborar para que pudiésemos poner fin a este tortuoso camino sin éxito alguno. No fue hasta que Jason respaldó sus hechos cuando empecé a inquietarme por si algo me estaba acechando en las sombras bajo la vulnerabilidad de mi persona hacia su invisibilidad acusada en medio de ese torbellino de tensiones que estábamos viviendo.

-“Pero qué demonios… ¡¿¡quién anda ahí!?!”- Las palabras de Jason surcaron los cielos haciéndome estremecer por un momento. Al final parecía ser que el chico había detectado algo que nos había pasado desapercibido en un principio debido al enfoque totalmente centralizado de nuestras mentes que consistía en salir del lugar lo más rápido posible.



Al ver el nerviosismo en Jason, y sin ignorar que no debía dejar de controlar los espasmos descontrolados de Cameron, giré mi rostro en dirección a mis espaldas para escuchar como casi imperceptibles crujidos se acercaban a nuestra posición desde el camino olvidado a nuestras espaldas, haciéndonos ver la tremenda fragilidad de nuestra seguridad dentro de las lindes conductoras hacia nuestro destino.

Tanto Jason como yo nos quedamos inmóviles expectantes a lo que estaba a punto de ocurrir. Solamente el chico había recobrado su actividad mermada por la debilidad y el cansancio, creando bruscas sacudidas para librarse de mi fuerte agarre que no cedía ni un ápice, ante sus movimientos. Jason por su parte, temiéndose lo peor, se liberó de la cuerda con la que transportaba a la criatura, y echó mano a su cinturón donde guardaba su arma, empuñándola con fuerza al frente de sus ojos para hacer frente a lo que se nos acontecía en esos momentos. Ignoraba cuantas balas le quedaban en la recámara después de todo lo que había ocurrido pero confiaba en que Jason fuese cuidadoso y llevase la cuenta para no dejarnos desprotegidos en un descuido de la fatalidad expuesta bajo una mala pasada del estrés acumulado por la desdicha acarreada. –“¡He dicho que quien anda ahí! ¡Vamos da la cara malnacido!”- Mi amigo amenazaba al aire con una valentía indescifrable, mientras yo intentaba con todas mis fuerzas cubrir al chico para evitar una desgracia en la mayor de las medidas. Los dos temíamos ya la peor de las desdichas, pero lo que ambos no esperábamos encontrarnos era con que de vuelta se nos expusiese una voz tan claramente familiar, que en su seguridad de reconocimiento no había en ella ni un ápice de nerviosismo tras nuestra amenaza lanzada en su dirección. –“¡Anda chavalito, deja armar tanto escándalo que vas a acabar haciendo que nos maten a todos!”-.

En cuanto escuché los ecos expuestos me quedé mudo de la impresión. Esa voz solo podía pertenecer a una persona que conocíamos ambos en bastante medida. Al escucharla me quedé prudentemente al margen hasta que me cerciorara de que aludía a quien creía que se trataba para no creer que mi mente me estuviera jugando una mala pasada. Por eso en cuanto nuestro acechante decidió dar la cara tras su relato no me sorprendió para nada de quien estaba devolviéndonos la mirada con una gran sonrisa en la cara. -“Vaya como te han dejado la cara Jason. Ya sabía yo que dejarte ir a por ellos solo era una mala idea. ¿Estáis todos bien?”-. Peep nos miraba avieso de curiosidad a cada uno de nosotros, ignorando todas las desgracias ocurridas que cambiaron nuestras vidas para siempre.

Al verlo Cameron comenzó a zafarse aún más fuerte para romper el agarre que lo detenía para ir a la caza del que había sido su fiel amigo. Peep al verlo malinterpretó su gesto, y pensando que mi persona lo retenía para que el chico no le mostrase ningún gesto de afecto, me dijo aireado. –“Puedes dejarle venir en mi búsqueda que no pienso hacerle nada malo”-. Y antes si quiera de esperar mi respuesta comenzó a acercarse a nosotros con mi terror en aumento por ello, ya que si me zafaba al chico de mis manos no podía controlar lo que pudiera ocurrir a continuación. Intenté por todos los medios agarrarle con aun más fuerza mientras veía la figura de nuestro compañero acercarse con una amplia sonrisa ajeno a todo mal expuesto, al no poder apenas hacerme audible por el esfuerzo realizado, en un intento de advertirle del peligro que conllevaba el contacto. Por suerte, Jason se dio cuenta de lo ocurrido y, utilizándose literalmente como escudo, frenó el avance de Peep metiéndose en medio de los dos, y agarrándole sin amenaza alguna para advertirle brevemente del error que estaba cometiendo. –“Peep, yo que tú no lo haría. Han pasado demasiadas cosas y en estos momentos Cameron no está demasiado amistoso que se diga”-. Al escuchar a nuestro amigo Peep pareció comprender lo que estaba diciéndole su compañero entre líneas, pues con un cambio de expresión bastante notable, y deteniéndose de inmediato de sus intenciones, expuso las siguientes palabras apremiantes para situarnos a salvo, y así analizar los hechos en profundidad. –“Entiendo. Entonces pongámonos en marcha antes de que alguien nos encuentre en esta situación y se aproveche de ella”-. Al escucharle ninguno de nosotros dudo por un segundo en aceptar apremiantemente sus palabras. Por lo que, poniéndonos de inmediato en marcha, seguimos a Peep por el descenso sinuoso que daba a su cabaña semi reparada del ataque provocado por la bestia que se antojaba ya tan lejano, y nos fuimos del camino bosquecino que tanto nos había acechado en esa noche oscura en que la locura acumulada se arrastraba tras nuestros pasos como una sombra aterradora llena de tormento.

Juntos bajamos por la empinada cuesta en conjunto, y mirando a los alrededores para cerciorarnos de que no éramos seguidos por ningún enemigo. Yo iba delante con el chico, y cubriéndome las espaldas estaba Jason con la criatura ayudado por Peep que viendo el estado de nuestro amigo se ofreció a aligerarle ese peso para descender más rápido. Intenté centrarme en el camino sin pensar en el cansancio acumulado que estaba golpeándome cada vez más en mis entrañas. El llevar al chico cada vez me costaba más esfuerzo, y para cuando había acabado de descender el sinuoso sendero me encontraba claramente exhausto. Seguí a duras penas el resto del recorrido, y en cuanto enfocamos la puerta de la cabaña, observé con alivio como se entreabría con cierta prudencia para hacernos entrar sin exponernos demasiado con la luz que afloraba del interior. Magda enseguida se dejó ver desde la seguridad del hogar, y al asimilar la situación, corrió hacia nuestro encuentro para envolvernos en una gigantesca manta que agradecí infinitamente, dándome las fuerzas suficientes para devorar los últimos metros que me separaban de la casa, mientras mi amiga corría hacia Jason para arroparlo con el mismo movimiento. De seguido entramos todos en el modesto habitáculo, y justo cuando se cerró la puerta comenzaron las actividades para situarnos y asegurarnos en ese lugar donde no esperaba más que hostilidad por parte de su súbito dueño rencoroso que aún me miraba con cierto recelo cuando se ofreció a bajar a la criatura a su sótano para eliminar todo rastro de suciedad de la estancia, y poder así hablar tranquilamente tras sus lindes.



En el momento en que Peep desapareció por las escaleras con el monstruo arrastrado por su persona, Jason le pidió a Magda apremiadamente una cuerda haciendo su búsqueda una total y absoluta prioridad. Al escucharlo, Magda en seguida se dio cuenta de su importancia y se desplazó rápidamente hacia una caja situada al tramo de las escaleras para extraer de ella una gran cuerda que le cedió a Jason con un estiramiento de brazo. Una vez obtenido el objeto y ayudándose de mi persona, Jason ató al chico a una silla cercana, para que sus actos no nos dieran disgusto alguno en esa noche acontecida. –“Magda no me mires así. Es absolutamente necesario. En cuanto nos acomodemos te lo contaremos todo. Tomek, ve a asearte tu primero. Alguien tiene que quedarse por si este es capaz de romper las ataduras, y tú eres el que tiene la herida grave más reciente así que en cuanto acabes baja aquí para que Magda pueda curarte mientras me relevas, y ya cuando estemos juntos informamos de la situación. Vamos, apresúrate que no tenemos tiempo que perder”- Magda aun claramente consternada ante el trato que le estábamos dando al niño, asintió mirando en mi dirección para darme su consentimiento a dicho plan, por lo que sin más dilación me encaminé escaleras arriba hacia el cuarto de baño situado en uno de los dormitorios para limpiarme a fondo mientras seguía pensando en la preocupación acusada de la situación que dominaba mi mente en dichos momentos.

Al salir de mi aseo pude observar como la bondadosa mujer había dispuesto un juego limpio de mi ropa encima de la cama a modo de bienvenida. Debía saber de antemano que volvería pues no tenía ropa propia en dicha estancia. Observé las prendas pensando en todo lo que conllevaban. Su gesto caritativo se había convertido también en uno de confianza y esperanza, que llenó mi corazón de agradecimiento porque mi amiga hubiese creído en mis actos en todo momento. Al tener dichos pensamientos en esos momentos tan oscuros me permití sonreír para mí, mientras con un gesto rápido recogía la ropa y me vestía a toda prisa para relevar a mi amigo que al verme, apuró el café que le habían servido, y me relevó en el cuarto de baño dejándome a mí a cargo del chico y de las dos personas avivas de curiosidad a causa de lo que estaba ocurriendo.

Mientras me tomaba mi café Magda comenzó a curarme el hombro, y a exponerme las siguientes palabras llenas de maternidad hacia nuestras personas. –“No sé cómo siempre acabas en el mismo destino pero supongo que este pueblo es lo que le hace a nuestra gente. No te preocupes por él, le he dado un sedante y ahora apenas puede moverse, así que relájate y come algo mientras Jason sigue en la ducha. Yo voy a llevarle su ropa a la habitación para que pueda cambiarse esas sucias prendas. Peep se bueno con él ¿quieres? No necesitamos más disgustos de los que ya tenemos. Ahora vuelvo, chicos. Comportaos adecuadamente por el bien de todos”- Y así con dichas palabras la mujer se fue, dejándome espiritualmente a solas con el hombre que me había increpado terriblemente días atrás.



Al sentirnos solos opté por el silencio mitigado solo por mí escaso sonido al masticar. No quería enzarzarme en una discusión con Peep, y menos después de un agotamiento tan extremado como el que tenía. Mi compañero por su parte, intentaba limpiarle la cara a un durmiente Cameron y en cuanto observó que mi persona no estaba dispuesta a iniciar una conversación, simplemente la comenzó él.-“Anda que menuda habéis montado. No me he enterado de mucho pero no hace falta indagar en profundidad para ver que está todo patas arriba. Seguro que a estas horas medio equipo de Larson estarán buscándoos como locos.”-. Al oír las palabras de mi compañero me lo quedé mirando en silencio. Sabía perfectamente que estaba tanteándome para ver cómo me sentía yo respecto a su desmarque. Seguramente tras la marcha de Jason, y la consideración de Magda hacia mi persona, notaba que la seguridad de sus cavilaciones no tenían peso en nuestros compañeros, y quería ver cuál iba a ser mi próximo movimiento, por lo que decidí ser claro con él al respecto, sin andarme con rodeos como persona honesta que soy.

 –“No tienes por qué hacer esto, Peep. Desde el día en que nuestros caminos se separaron he tenido mucho tiempo para pensar en todo lo que me dijiste y en como enmendar mi comportamiento para que puedas empezar a confiar en mí, pero el único resultado al que he llegado es que no puedo hacer nada al respecto. Esa es tu idea, y la respeto. Solo te pido que aceptes tú también que yo quiera proteger aquellas personas a las que me he acercado tanto en estos días tan imposibles que he vivido aquí”-. Al escucharme Peep sonrió para sí, y miró más allá de mis ojos en el lugar donde posteriormente pude comprobar que se encontraba Magda por detrás de mi espalda escuchándome en silencio. Al ver que había sido tan directo, mi compañero me devolvió unas palabras con misma la dirección que las mías, para que entendiese cuál era su postura al respecto.

–“Intentaba suavizar el ambiente, Tomek. Tras tu marcha Magda y Jason me dejaron muy clara su postura sobre tus intenciones. Yo sigo sin tenerla muy clara pero viendo cómo está la situación dudo que eso sea de alguna importancia ahora mismo, al menos. Así que intentaré colaborar en un objetivo común hasta que tengamos un pequeño respiro de tanta desgracia.”-

Peep terminó su relato dejándome un mal presentimiento indescriptible. No sabría decir concretamente que fue lo que hizo que no asumiese sus palabras del todo, pero ahí estaba, aguijoneando mi interior como un tábano de la desconfianza. Miré de nuevo hacia mis espaldas donde se encontraba Magda y en donde ya comenzaba a descender Jason sin los vendajes que antes cubrían su rostro. Tenía ambos ojos realmente en mal estado, no sabía cómo había podido apañárselas para sobrevivir con todo lo que habíamos pasado. Había sido todo un temerario yendo a rescatarnos en tan mal estado.

Al ver que ambos me devolvían la mirada confiados, volví mi dirección hacia Peep que seguía esperando pacientemente mi reacción a su propuesta. En parte sabía que tenía razón, ya que observando cómo estaban todos, lo mejor era dejar aparcados los resentimientos y cooperar para que nuestros fines comunes llegasen a buen puerto. Por lo que con ese pensamiento en mente, y dejando aparcados mis temores sobre la desconfianza que me profesaba, me decidí con cautela a aceptar el frágil pacto que me ofrecía aquél que había sido mi amigo en un pasado menos doloroso.

–“Me parece una decisión muy correcta dada la situación que estamos viviendo. Cuenta conmigo para llevarla a cabo”- No quise decir nada más para no parecer demasiado entusiasmado con la idea, ya que aunque aceptase, debía mantenerme alerta por si este hombre cambiaba de opinión. Él pareció no esperar nada más tampoco, pues con un asentimiento de cabeza se levantó y se dirigió hacia una mesa lateral donde tenía unos montones de papel bien ordenados y clasificados por tamaños. Me quedé mirándole extrañado, sin saber bien qué hacía realmente. Jason por su parte, se unió en silencio a la expectación del momento sentándose a mi lado y dejando que Magda comenzase a tratarle las heridas mientras ambos miraban de reojo a nuestro compañero, el cual había decidido coger el montón más delgado que se situaba en el extremo derecho de la mesa. En dicho momento lo observó con detenimiento, como si estuviese sopesando alguna decisión, y al segundo de dicha acción se dio la vuelta para acercarse a nosotros con dicho objeto en mano mientras me decía directamente. –“Se dé buena tinta que no crees que sea capaz de cumplir con mi palabra, pero espero que esto sea un paso para hacerte cambiar de idea. Aquí tienes, Tomek. Disfrútalos”-



En dirección a mi lado de la mesa lanzó con suavidad el contenido que poseía en sus manos, dándome a entender que era para mi persona, y dejándonos a todos atónitos con su acción. En silencio recogí lo que parecían tres carpetas bien cerradas, y un cuaderno pequeño de cuero un poco mal trecho mientras a mi lado escuchaba a Jason replicar –“Así que en verdad lo habías cogido y no nos habías dicho nada al respecto. Eso no habla muy a favor de ti, Peep.”- Ni si quiera me giré para ver el rostro de mi compañero ante tales palabras acusadoras. Simplemente levanté extrañado la vista hacia Peep, el cual me estaba observando concienzudamente, y articulé la pregunta que se había formulado tras sus actos en mi mente. –“¿Qué es esto, Peep?”- Logré a decir mientras aun notaba entre mis manos el seco tacto del papel en contraposición con la frialdad del rígido cuero. Peep, por su parte decidió contestarnos a los dos con motivo de disipar cualquier duda que se hubiera producido en el momento.

–“Eso son tus archivos, Tomek. Tuyos y de tus padres. En uno está relatada tu estancia en el sanatorio dada en el pasado, y en el resto de carpetas información sobre cada uno de tus progenitores recolectada por los testaferros hasta el día de su muerte. Los recogí el día que fuimos a por Cameron, pero los guardé para mí a modo de precaución para poder tener un as en la manga por si resultaba que te habías unido a los testaferros y necesitaba negociar contigo. Siento no habéroslo contado a los demás, pero viendo la fe que teníais puesto todos en él creí conveniente que solo conociese su paradero yo, a modo de seguridad. El cuaderno en contraposición a las carpetas es más antiguo, lo encontré hace tiempo en una de las instalaciones de los testaferros en uno de sus descuidos buscando uno de sus informes sobre una criatura en concreto. Es el trabajo de tu madre en su orden relatado directamente por ella a modo de diario. No sé si te servirá de mucha utilidad pero creí que debías tenerlo para conocer un poco más tus raíces.”-

Peep relataba sus explicaciones las cuales escuchaba vagamente a través de mi estupefacción. A estas alturas ya había oído en diferentes ocasiones como se nombraba a mi pasado dentro de esta maldita ciudad como si de un hecho se tratase, mientras yo sabía a ciencia cierta que no era posible por mi marcada infancia en el este. Incluso cuando fuimos a por Cameron y se expuso que buscásemos los papeles que hacían referencia a mi pasado en el centro tenía la certeza de que estos no aparecerían porque jamás habían existido. Pero ahora, todos los pilares centrales de mi conocimiento respecto a mi niñez habían empezado a ser tocados por la simple presencia de los documentos que ahora reposaban en mis manos. Debía estudiarlos con sumo cuidado y escepticismo para no caer del todo en la locura que rodea a esta gente.

De repente, al darme cuenta de todos estos pensamientos aflorados, una terrible añoranza por mi verdadero hogar y mi hermosa familia comenzó a destaparse en mí como si hubiera abierto un objeto a presión. ¿Hacía cuanto que no pensaba en ellos? ¿Cómo estaría mi hogar después de haber pasado tanto tiempo fuera? Por desgracia los que sabía que eran mis verdaderos padres no podían saber lo que me estaba ocurriendo dado que la muerte me los arrebató a ambos en cuestión de meses de diferencia por sendas enfermedades. Pero sabía que el resto de mi amplia familia secundaria debía estar preocupadísima por no saber nada de mí en casi todo un año. Ni si quiera pensé en escribirles en Navidad para exponerles mis mejores deseos. ¿Qué era lo que me estaba sucediendo? No es que antes fuera un devoto de la cercanía pero esa despreocupación no era parte de mí ser. Debía empezar a enmendar mis errores antes de que sus enredaderas me absorbiesen por completo, olvidándome con ellas de quien era yo en realidad.



Mi gran ensimismamiento me dejó en trance mirando los documentos que descansaban en mi mano. Todos se mantenían en silencio para dejarme mi respetado espacio pero, al ver que no exponía ni un sonido, Magda dejó los cuidados de Jason por un momento al margen y, con una mano maternalista en su hombro, me preguntó qué era lo que me estaba sucediendo. –“Tomek, sé que es mucha información de repente así que tranquilo. No tienes por qué asimilarlo todo de golpe. Ve poco a poco, y si necesitas ayuda nosotros te echaremos una mano para que puedas comprender todo lo sucedido contándote nuestro punto de vista. No estás solo en esto. Nos tienes a cada uno de nosotros a tu lado. Se fuerte.”-

Las palabras de Magda fueron como una balsa de aceite para mi conciencia atormentada. Tenía razón. No tenía que procesarlo todo inmediatamente. Ahora había cosas más importantes que tratar como la situación del chico que estaba cabeceando en una silla al fondo totalmente atado. Simplemente, lo trataría más tarde cuando las cosas se hubieran calmado, sin olvidarme esta vez mis verdaderas raíces, y del hecho de que yo sí que tenía gente que aguardaba con deseo mi regreso. Una vez afianzado este pensamiento tendría el valor para enfrentarme a lo que fuese. Magda me había hecho comprender que la realidad podría superarse si me lo tomaba con la calma suficiente, por eso miré hacia su dirección, y le agradecí sus palabras con unas sinceras declaraciones. –“No dudo de que lo haréis. Muchas gracias, Magda. Con todo lo que ha pasado supongo que la situación ha acabado por superarme pero ya estoy mucho mejor.”-

Palmeé con afecto su mano que aun sostenía mi hombro firmemente, y me giré hacia Peep para expresarle también su gratitud por el gesto expuesto. –“Muchas gracias también a ti por todo esto, Peep. No olvidaré este gesto, te lo aseguro”- Peep sonrió ante mis palabras y me contestó algo que debido a su curiosidad innata no me sorprendió en lo más mínimo que sacase a colación el tema a tratar. –“No seas tan cortés que no ha sido nada del otro mundo. Venga, ahora que ya está todo resuelto contadme qué demonios ha pasado para que tengáis estas trazas y tengamos que tener al niño atado como si fuese una horrenda criatura”- Al decime sus palabras miré a Jason el cual me devolvió también la mirada, y asentí como forma de consentimiento para empezar el inquietante relato que cambiaría la historia de mis amigos para siempre, de una manera que ni en mil vidas nos pudiésemos ni imaginar.


Continuará…

No hay comentarios:

Publicar un comentario